Creo profundamente en la intención de crear espacios de calma, silencio y descanso, aunque el mundo vaya tan de prisa, con tantos estímulos externos, con un ritmo desenfrenado que lo único que genera en nosotras es ruido mental, estrés y enfermedad.
Se ha normalizado el ir rápido, el ruido, la productividad y el no parar.
Experimentar el silencio, el sentirse, escucharse, el ir hacia dentro, el cerrar los sentidos al mundo exterior para ver que sucede allí, está subestimado y mal visto.
Generalmente paramos cuando ya no damos más, cuando tenemos una lista de cosas a hacer y no sabemos por dónde empezar, todo abruma y agota.
Abrirnos a recursos como la práctica de yoga puede acompañarte a bajar el ritmo, a tomar consciencia de como estas y lo que necesites, por que en verdad ese es el verdadero sentido del YOGA, integrarse y aquietarse para conectarse con la verdadera esencia.
Esta gran herramienta, puede guiarte hacia el descanso e ir bajando el volumen del mundo que corre y que sobre todo abruma y desgasta.
Empecemos a hacer propio y a normalizar el descanso real, los espacios y momentos de silencio y calma. Porque desde esos espacios, podremos observa que necesitamos y lo más beneficio, para vivir una vida disfrutándola realmente.
Y preguntémonos,
Qué si no vamos a tope y a mil por hora, algo sucede?
Qué si descansamos más, Perdemos algo ?
Qué si no hacemos todo el tiempo, cómo sentimos?
Parar un poco se puede! (repitiéndomelo como un mantra)
Solo hay que querer intentarlo.